(esperar 16 segundos de la música para leer el poema)
Desde Polonia, al ir atravesando
cada campo bruno de concentración,
los pasos que dí me permitieron tejer
lentamente el sendero de un amor
ciego, obnubilado de dolor y odio
frente a la carne asesinada de la vida;
fui caminando por tierra, mar y sueños
hasta que, un día, se hizo tierra Odessa,
último destino para salir de ese infierno.
Detenciones de miedo, arbitrarias, negras,
de días sin luces por poder vislumbrar
de noches sin lunas para acompañar;
pero, a pesar del martirio que fue esto,
debo decir (para renacer) morir en paz
pude con el destino de así encontrar
en tus brazos para mis ojos el cielo
y, en este corazón, el reposo de amarte
sin privaciones de aire, agua o tiempo.
Vito Angeli