"Puedo hablar de vida y de muerte/ porque ambas cosas ya las conocí./ Morir es vivir sin verte/ y la vida es vivir por ti".
Ojos que miro, ojos que fijos me miran
y que en su mirar mil versos me recitan,
que de tan hermosos que son me inspiran
y por ser así tan tentadores me excitan.
Ojos que parece que ni pestañear necesitan,
que se muestran tan claros, tan relucientes,
que aunque no digas una palabra me gritan
en tus preciosas pupilas lo que ahora sientes.
Ojos que te desmienten si acaso me mientes,
que en su retina tienen muy grabada tu pasión,
que me verán por dentro cada vez que lo intentes
porque les viene del fondo de tu alma su visión.
Ojos que ponen a volar siempre mi imaginación
con sólo incluir picardía en tu modo de mirar,
que hacen que lo pequeño que es mi corazón
de pronto se compare con la inmensidad del mar.
Ojos que en ocasiones ya no me dejan ni pensar,
pero es que no es pensar ya lo que yo quiero...
Que la vida entera al mirarme me pueden entregar,
porque al no verme en ellos ya siento que muero.
Ojos que como mil rayos de luz a mi piel adhiero,
para sentir que miras todo mi ser las 24 horas...
Para saber de este modo que soy yo el primero
que está contigo cuando por algún motivo lloras.
Ojos que me gritan de ti que me amas, me adoras,
que ya no puedes pasar mucho tiempo sin verme,
que en su idioma particular me hablan de las horas
que dedicas a bendecir este gran amor, a quererme.
Ya ves, muy fanático tuyo has podido hacerme,
olvidando mis tristezas, mis pesares, mis enojos.
Tanto que fíjate, ya hoy si deseas puedes tenerme
enamorado sin remedio y prisionero de tus ojos.