Si mañana la muerte me llamase,
sin temor a su encuentro correría.
Y cargando mi alma su equipaje,
con mi mano, la suya sostendría.
No pretendo presumir de mi coraje,
ni tampoco eludir mi cobardía,
Lo que digo es que el importe del pasaje,
vine abonando, desde aquel día.
Si la vida es misión de aprendizaje,
vivir sufriendo sentido no tendría.
Los zurcidos de tristeza en éste traje,
siempre he bordado con alegría.
Del elixir del amor, suave brebaje,
su dulce néctar todo bebía.
Y entre sorbos paladeando su lenguaje,
su noble entrega degustaría.
De natura supe yo escuchar mensaje,
en su belleza me extasiaría.
Con sapiencia orientó, éste mi viaje,
siendo maestra y compañía.
Si en la vida he pintado mi paisaje.
Y con luz de luna, escribí poesía.
Si hoy debiera reanudar peregrinaje,
yo sonriente, me marcharía.