No creo en mis manos solitarias,
yo encuentro en tu recuerdo la perfecta compañía;
no por que no ansíe tus brazos y sus alrededores;
es más porque te espero y el sueño no se desprende.
No porque no me nazca, impulsivo el deseo;
sino porque me apasiona conseguirte cerca de mi mente.
No es porque ahora sean quietas mis noches, dormidas; es más que tu ausencia en vano quiere romperme la vida.
No creo que me queden sueños, que no sueñen encontrarte, yo bien estando lejos jamás te seré distante...
No porque me plazca que el destino te haga aparte, sino porque aun me cobijo conservando tu recuerdo...
Y no creo que amarte, a kilómetros, se acerque a soltar tu regreso.