A Rosy
Busco la inercia que me eleve la sangre
para gritar ¡no te quiero!, hasta creerlo,
la voz que cimbre tu indolencia
y le permita a tu verdad quedar desnuda
y así sin sus vestidos, ni murallas,
intentes mencionar nuestros septiembres,
sin un nudo en la garganta.
Busco tus rezos,
los del eco de un nosotros entre cada signo,
alrededor de tus mentiras de hoy,
entregarlos al pájaro que navega mis venas
y los cante hasta el día de las cenizas,
lejos de ti.
Ahora busco
por si fuera poca la sal en mis ojos,
la de tu sexo, para mojarme los labios
cuando recuerde que se termino mi tiempo
y empieza el de otros ojos de azúcar,
como eran los míos, el primer septiembre de un nosotros.