En ese rato de mísera tortura
la vida se me hizo un laberinto
no supe donde ir y en que sentido
teniendo ganas de sentir que no he vivido.
He perdido por dentro el equilibrio
mis órganos están desafectados
no tengo conexión, soy un soplido
de amor desvencijado.
La amé sin par, con toda la ternura
y nunca fué capaz de darme alguna pista
donde poder bajar de mi locura
y desistir probar de ser artista.
Yo potencié sus alas de paloma
y renuncié a ser su carcelero
ella me ató las manos por la boca
me condenó a predicar en el desierto.
Tengo el cansancio propio del que entrega
hasta la fibra mas pequeña de su cuerpo
me siento un tonto saco con arena
esperando extinguir a ningún fuego.
He decidido pagar las consecuencias
salir a combatirla en ese juego
y sorprenderla en toda su soberbia:
-sabes cariño, me da que no te quiero-