Alexander Vortice

ESTOY AQUÍ

Pasan las amplitudes de los cuervos

por encima de las cabezas

vacías de indulgencia

y/o rellenas de éter suicida.

 

Se mueven los brazos del penúltimo encantamiento

y todo lo prometido no es más que agua de paso,

columnas de humo y ensoñaciones muertas de miedo.

 

Pese a todo, yo estoy aquí,

y la voz de la concordia no desea agonizar

ya que tras toda intranquilidad habita

la fuerza de un crisol irreverente.