Ven, Dios mío, apiádate de mí…
Que mi ser te necesita,
Mi alma anhela saber de ti
Ven, mi rey amado
Salva a tu hijo de este laberinto
Ayúdame a encontrar la llave de mi corazón
Para que entres en él y mores para siempre,
Quiero depurar mi corazón con la ayuda de tu amor
Quiero santificar tu nombre, no ser santo, porque nunca lo seré…
Exquisita es tu presencia mi querido salvador
Me das salud y vida cada día, gozo, paz y alegría
Quiero moverme en mi fe
Pero puesto mis ojos y obediencia hacia ti
Quiero que te adhieras a mí
Como un tatuaje a mi piel
Quiero que seas tú
Mi adorado Jesús.