Ya no quiero padecer
el almíbar de tus labios
ni la piel del relicario
que te cubre el neceser.
Viví siempre en lo mismo
aturdido y cabizbajo
comiendo del salario
de la pus del esnobismo.
Ahora que quiero morir
en las ruinas de mi suerte
no me visita la muerte
ni me deja sobrevivir.
Pienso bien las amarguras
y las observo en voz alta
como si quisiera llevarlas
sobre barcasas de espuma.
Y no te reclamo amor
que no quieras dejarme
en la billetera cobarde
alojada en mi pantalón.
Cada vez que te busco
se me pierde hasta la vista
cada hoja de revista
de la sangre de tus arbustos.
Harto de predicarme
a mi mismo la soldead
me veo en la otredad
con ganas de atraparme.
Si me ves ni te espantes
que ya nunca me asusto
entre asco y buen gusto
prefiero que te desgastes.
Si bien pudiste olvidar
mis gastos de saliva
vuela gaviota a la deriva
espero sepas volar.
Blas Roa