Viernes poco más del medio día.
El terminal empieza llenarse de turistas.
La ciudad alegre, la ciudad vital
La que tiene arterias grandes por donde fluye
La constante lucha por la vida.
La que se atiborra de tráfico en las tardes,
Se va quedando vacía.
Los semáforos trabajan para nadie o para pocos.
En las esquinas no se verá por cinco días
Vendedoras de maduro asado y queso .
Y la tripa miski asada
no inundara con su perfume el ambiente
En las tardes calurosas de mercado.
No se verá los triciclos con grandes ollas
llenas de encebollado.
Los vendedores que deambulan
Porque si se detienen por orden municipal
Les quitan todo lo que poseen,
recibiendo a cambio algunos días de prisión,
También se van, no queda nadie
La ciudad se duerme,
Cierra sus ojos de río.
Cierra su mirada de cerrito verde
Y los malecones con belleza abandonada
Lloraran de nostalgia.
Es un largo feriado.
Las playas se inundara de la esencia citadina
Los poblados serraniegos
Recibirán a sus hijos que llegan de visita.
Correrá el licor como el agua con que se mojan.
Habrá dulce de leche, de higos, los panes de carnaval
Y matarán un chanchito para esos días
Mientras que mi gran Guayaquil, se duerme
A la espera de su motor, de su fuerza de trabajo
De los hijos de toda la nación
Que la empujan a diario a la vida.
Mientras los autobuses se llevan a los turistas
En las calles vacías de mi puerto
Su espíritu se duerme.