En esos días
que me vuelvo quejumbroso
volátil
termino por pedirte hacia mis adentros que
te apiades de mi imaginación
pues siempre sintonizo
tu mirada
tu perfume
y así a la distancia
encuentro un abrazo
tal vez imaginario
pero que
me permite pensarnos
y acortar esa espera
entre mi boca y tu boca.