Firmes se arropan,
aferradas a un mismo color:
diferencias abismales,
contrariedades,
conocimientos y razones ilógicas.
Variedad de significados
que entre ellos se abofetean;
y, hasta innegables participios,
aún, todavía hoy por encontrar.
*** *** ***
¿Puede más el rojo provocado
por el punzar hincándose la daga,
que aquel sonrojo desleído en la mejillla,
anudado a mis labios al besar
con mi sentir tu corazón.
Y delicado tocar la fornida fragancia
que inunda todo tu rostro, desde tu alma?
Quede el preciado marfil,
en la memoriada y viva cabeza
del digno animal que es elefante.
Tuerzase el rifle
ante el grito indignado que profiere,
la maltratada sabana cual se extiende
moribunda, agonizando,
por el hedor que causa tansólo una sola especie.
¿Puede más la sangre esparcida en la batalla,
que esa roja que se dona
¡para salvar!
al hermano desangrado en la reyerta
o ¡para ayudar!
en transplante de organo al necesitado.
Que padece el sufrimiento,
disponiendo de su alivio y salvación
¡ese vecino! tan cercano
de la puerta de al lado;
que con sabiduría se acordó
y en el alargar su brazo regaló:
el renacer de unos ojos,
nuevos días de respiro
al supuesto sentenciado?
Quedense los atropellos desangelados,
¡en la insolvencia!
de la idea ni pensada,
bajo la cojera de un sello que no pega,
sometidos al decir de aquellas palabras,
que por ser teñidas de injusta,
innoble mentira, pura patraña,
quedan y queden por el silencio pronunciadas.
318-omu G.S. (BCN-2012)