Plegaria
(Sexteto Silva-barroca)
Por mi madre, mi trino
elevo a ti, Señor Dios, mi plegaria.
Por ella que en el más secreto dolor,
que como un faro, luz en mi camino
esperando de sus hijos, solo amor,
entregase por ellos, ¡su destino!
Por mi padre, el que anida,
Elevo a ti, Señor Dios, mi plegaria.
Por él, que sembró en mí el amor sagrado,
ahogando la ilusión contenida
me exige la rectitud de hijo amado.
y en el cielo eterno, ora por mi vida.
Por la que hice mi diosa.
Elevo a ti, Señor Dios, mi plegaria.
Por mi compañera fiel y constante,
por la que trabaja y es amorosa
por los vástagos, de amor, de un instante,
por ella, la que adoro, y es mi esposa.
¡Con llanto yo perdono!
Elevo a ti, Señor Dios, mi plegaria.
Por el que, egoísta, calla su alegría,
y sufre resignado su abandono,
al ver su vida, vagabunda y fría
a los hermanos demuestra su encono.
Por todo ese gentío
Elevo a ti, Señor Dios, mi plegaria
Por quién deja una lágrima y no un beso,
por el que sufre en la vida el hastío
y haciéndole frente sin un rezo
profana en tus brazos, de otros el frío.
Por los que cantas tu amor;
Elevo a ti, Señor Dios, mi plegaria.
Pidiendo que todo mal se reprima,
hincando rodilla imploro con fervor,
y si aún así, tu amor, no reanima
que tiemble el mar, el cielo, pájaro y flor.
Con impetuoso anhelo.
Elevo a ti, Señor Dios, mi plegaria,
por quien la vida, gravemente aqueja,
con la mirada fija hacia el cielo
a un ángel trata de imitar o asemeja,
se lanza al vacío y quiere tomar vuelo.
© Rafael Merida Cruz-Lascano