SelenioE

El humo de las pieles

Se dice que estoy en el oficio

es lo que la piel me dice.

Habla una piel que no se rinde y humea,

cuya especialidad es despertar con tardanza.

 

Jugando me he dormido

mientras duraba el giro del sudor.

Habiendo tanto asunto pendiente,

tantos involucrados, tantos sexos anteriores.

Todo se borró ante ti, mujer suelta.

 

Tu peso me mostró lo que hay que saber.

Que la vida se juega y juega sin ensayo previo.

Iba encajado a tu suelo votivo,

por la estela madreperla

que abre el fin del acto anterior.

 

Tanto riesgo de no tomarte

me hizo ser como salido de forja,

como drenaje y regadío.

Enrojecido y exigente como

una areola de grande.

Sin pelaje, turbulento,

depilado del escrúpulo pequeño.

De mi boca saliò el pedido a tu estatura.

Todas las cuerdas del arpa

sin reclamo fueron pulsadas.

Dos tiempos pasé montado

y remonté como el humo de las pieles

habiendo superado el abuso del encierro.

 

Saber ésto me sacude.

Sin dudar volvería, mujer suelta.

a lograr lo que quiero.

La rueda que venga y se detenga

y te deje aquí, abajo de mi, prolífica.

Signo de los tiempos, eso somos.

No mas que eso y eso es todo.