Tengo las letanías de tu nombre
racionadas, para no ahogarme
en el mar de la nostalgia
que supone el extrañarte ,
y estas ganas de abrazarte
que se funden con el viento.
Y voy rezando tu nombre,
casi como un lamento
profanado a cada paso
la distancia de los cuerpos.
Sé que estás, te percibo,
en los albores del día dibujados
con la bruma de mis labios
sobre el hueco de tu cuello.
En las fisonomías del aura de mis dedos
que se enredan en tus cabellos
y se hacen plumón en tu pecho.
Te encuentro,
en la rayuela de mis pies descalzos
en la música que voy cantando,
tarareando mil "te amo"
en tantos besos por dentro.
Me abrazas,
en tu piel de madrugada ,
tu voz es caricia y calma
y tu cuerpo mi tormento.
Viernes, 17 de Febrero de 2012
10:38 p.m.