herlam

A VECES

A veces, en el ascensor,
sólo somos dos extraños:
dos absurdos,como la humanidad que sube y baja.
Azotados por un huracán de negaciones,
contemplamos el reloj,
para evitar nuestras miradas.

A veces; bajo la dicha del árbol en la plaza,
quiero contarte mi vida, mi infancia y lo que quiero…
pero volteo y te miro callada y ausente
y entiendo que estás fuera de mi ser  y de mi tiempo.

Pero justo en ese instante te volteas
con la alegría de tus grandes ojos negros…
como un relámpago imprevisto en cielo calmo
sonríes apenada y nada puedo hacer
cuando me dices :«¡Perdón!»
por no haberme escuchado.

Como una ola vas y vienes, no te cansas,
de llegar a mis arenas y volverte…