Diaz Valero Alejandro José

Transfiguración (Monólogo)

Ayer mi hija Verónica tenía que presentar un monólogo en una actividad sabatina que está desarrollando. Papá puedes escribirme uno, me dijo mientras desayunábamos. Claro, le dije , y finalizado el desayuno me senté a escribirlo. Fue interesante la tarea de encarnar el personaje, como se dice por allí: Tuve que ponerme sus zapatos. Afortudamente a ella le fascinó y que decir al profesor; esas sencillas letras les alegraron la mañana del sábado. Hago ésta acotación introductoria, para evitar malos entendidos, en vista de la temática planteada en el texto que a continuación les publico. He allí el monológo:



Transfiguración


Ya me cansé de andar a ras del piso, hoy quiero ser distinta, sí, distinta de verdad, verdad. Quiero tocar el cielo con las manos, quiero que mis caderas se muevan al ritmo de mis pasos… Entonces voy a transfigurarme, voy a subirme a la nave de mis zapatos de tacón… Allí veo el mundo desde arriba, ja ja ja, allí me siento en las alturas, puedo ver a los enanos que deambulan por las calles, y que por cierto son bastantes. Esa nave entaconada me hace sentir grande, me hacer tocar las estrellas, a veces pienso que la vida no me dio altura, pero al menos me dio la oportunidad de comprar mis zapatos de tacón.

Ahhh, que distinta se ve la vida desde allí, todo es distinto, es como si siempre hubiese vivido allí, es un mundo diferente, y eso me hace feliz; bueno mientras no se desgasten las tapitas del tacón  y al caminar produzco un ruido tan odioso que hace que todos volteen a mirarme, porque no sé si es a mí a quien miran, o al tacón que suena, ja ja ja ¡yo creo que es al tacón!… Y qué decir de las pisadas en falso, ufff que pena, las piernas doblan como alambre dulce, y hasta las rodillas se desbaratan, es por eso que debo aprender a pilotear la nave de mis tacones, Sé que con ella puedo volar bien alto, pero sé también que en cualquier descuido, puedo caer también bien bajo.

Bueno que le voy hacer, todas las cosas tienen sus pro y sus contra, pero que importa, me voy a subir otra vez a mi nave entaconada, voy a ver los enanos que andan por las calles, y voy tocar las estrellas; así que, quien esté en las alturas verá mi sonrisa, quien no, pues que vea mis pantorrillas.

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