Yo me fui de carnaval,
a ver si podía gozar
y no me quedó tiempo,
de un poema plasmar…
En pocas palabras,
les voy a narrar:
Me fui a la batalla de flores,
me encontré viejos amores,
de marimonda disfrazados,
de monocucos soñados…
Por ser amores del pasado,
no me pusieron cuidado
y me dejaron a un lado,
estaban bien acompañados,
por sus novias y señoras
y las suegras por los lados.
Me subí a una tarima
A ver si podía cantar,
todo el mundo gritaba…
¡Qué viva el carnaval!
La canción que sonaba
la pollera coloraaaaaa.
Me bajaron a empellones,
yo no sé por qué será…
¿será que no sé cantar?
Volviendo al cuento…
qué ni para que les cuento…
Se me rompió la pollera
y al suelo fui a parar,
en medio de tanta gente
no me pude levantar,
todos me pisoteaban
bailaban sin parar.
Al fin pude salir
y me puse a aplaudir,
por estar en los aplausos
sentí unos guarapazos,
cuatro huevos me quebraron,
en mi pobre cabeza...
maicena me tiraron
parecía un ponqué,
sólo faltaba la fresa.
Cuando se acabó la fiesta
mis parientes me dejaron,
ellos no me encontraron.
Entonces me quise ir,
maltrecha y magullada
en un bus yo me subí,
era ya de madrugada...
El bus era escalera,
hace tiempo no veía,
desde que dejé la escuela.
Uffff ¡qué cosa más tremenda!
Me pisaron los juanetes,
una vaca que viajaba,
la lengua me pasaba.
El bus daba brincos,
parecíamos jinetes,
el niñito de la señora
lloraba que lloraba,
unos borrachos que dormían
roncaban que roncaban,
otros pasajeros
las sillas vomitaban,
la papallera, tocaba que tocaba,
los oídos sordos dejaban.
Al fin llegó la hora
esa de la parada,
creí que ahí me bajaba...
Fue grande la sorpresa,
esa no era la empresa
la que yo necesitaba,
en vez de viajar pa la Santa Marta,
iba rumbo a New York…
¡Qué he de hacer, dije angustiada!
ya no se puede hacer nada,
y me fuí pa New York.
Al llegar al terminal
yo me quise bajar,
la cabeza vueltas me daba,
era que estaba mareada.
Por fin a otro bus
yo me pude subir,
de vuelta regresaba
a seguir con la parranda,
pero me quedé dormida,
cuando desperté
ya no había carnaval...
y esta historia se termina.
Pueda ser que Dios permita
en los próximos carnavales,
yo no viaje tan solita,
pueda llevarme un amor,
para evitar complicación
y así gozar de lo lindo
con euforia y emoción,
¡de Barranquilla en los carnavales!
se siente la pasión.
Si la historia se repite,
no sabré que hacer...
¡lo que son los carnavales,
yo, no me puedo perder!
Felina