A: M.V
“La luna asombra mi vida como si fuera una ilusión”
Juan Ramón Jiménez
Ella prometió no olvidar
él buscaría la luna
y le hablaría de su amor.
Ambos querían la luz
de las mañanas aplacar,
pero fue un despertar
sobre las aguas del silencio,
un dolor innombrable,
un sangrar constante.
Hubo un adiós
un silencio interrumpido…
Y paso un ángel entre los dos
un ángel inquieto
que beso sus frentes
y apretó sus manos.
Se borro el olvido
nació un lejano presente
que desmoronó las distancias
y partió al encuentro
del recuerdo,
un apretón de manos,
y un para siempre.
La piel rememoro,
los labios suspiraron
y el sentir latió
florecieron así
las flores del olvido
y nacieron entre sollozos
el sentir de la lejanía soledad…
Entre las penas una lágrima replica
nacen historias silenciosas,
naufragas de la melancolía.
Las paredes fueron testigo
de noches sin besos,
sin caricias,
ni gemidos,
solo el entender del odios…
Silencio,
nadie al dolor responde,
partida…
una lagrima asoma.
Ella escribió su nombre
en las aguas del río.
El habla a la luna de su amor.
Ambos conversan
a través de la tierra y el cielo.
A pesar de la distancia
no nace el olvido.