Cuando, en corteses noches,
Deleito en pensar,
Ni insulto ni reproche
Me pueden molestar;
Cuando, en atenta quietud,
Disfruto en relajar,
Ni vicio ni virtud
Me vienen a fatigar;
Cuando, en mimos de reflexión,
Regocijo en recordar,
Ni grito ni inflexión
Me pueden desubicar;
Cuando, en rico pensamiento,
Gozo en imaginar,
Ni bullicio ni aislamiento
Me vienen a incordiar…
¡Ah, maravillosa es de la noche la quietud!
¡Aquella grandiosa, bella, colmada de celsitud!