Esta tarde te he visto en el río,
caminando despacio en la orilla
y una luz en tu cara ha hecho nido,
al saber cómo yo sonreía.
Me he acercado, despacio, sin prisa,
para sólo tenderte mis manos
y el frescor de la tarde en su brisa
ha borrado la imagen que yo amo.
Ya no estás esta tarde en el río…
Permanece en el aire el perfume,
que me impregnas, cuando estás conmigo,
con aromas de cielos sin nubes.
Volveré de regreso a mi casa,
donde escriba al calor de mi fuego
poesías que brotan del alma,
cada vez que te miro y te veo.
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