Toda mi grandeza delante de ti,
es saberme muy pequeño,
que soy como un niño
y que mi vida es un misterio.
Se que para que tu me aceptes
solo necesitas saber lo que siento,
hallar en mi la sincera humildad,
de necesitarte de verdad y que eres el centro.
Cuando redescubro que mi vida tiene sentido,
que tengo algo que dar y puedo,
encuentro la paz y la alegria necesaria,
para elegirla y celebrarla de nuevo.