Aquellos ojos cafés no caben en esta noche,
ni tampoco su respiración, en el silencio,
y su cuerpo desnudo aún se puede ver
a través de las cortinas del sueño.
Ha de ser verano en sus labios,
ha de cantar su sangre por dentro,
y ha de saciarse el mar de su cama
con la cascada que brota de su cabeza.
Las voces en la calle hablaron por mi boca,
y fue cierto lo que dijeron
-que aun de madrugada es temprano
para alguien que ha embriagado su espíritu-
Entre cerrados sus ojos
echarán algún vistazo a la noche,
al haber concluido en su sueño
algún pasaje lleno de colores
o uno densamente oscuro.
Y volverá la luz para el mundo
inventando una nueva mañana,
ya que el amanecer será el eco
de aquella, su primera mirada.