Con Dios y su palabra armado
en su imperio soberano
el buen poeta
llora con con que lloran
de ellos es alentadora trompeta
clarín de tormenta sonora
que acierta y desconcierta
con ternura conmovedora
con el verbo a hilos teje paños
que los mete en aguas calientes
y poniéndonoslos en la frente
nos baja las fiebres y sus daños
es de verso raso
de vanidad, esta escaso
suele ser un loco
o le falta poco
o mejor dicho
un extraño caso
o un raro bicho
los soberbios
lo quieren en el nicho
los señoríos
en el cementerio
y los enteradillos
en perpetuo cautiverio
¿cegó en la cárcel Quevedo?
¿ o acaso lo han enterrado?
¡ Gloria! que están presentes sus versos
llenos de gloria y en humores coronados
y Juan, Teresa, Machado
Rubén y otros tantos
y tantas
buenas almas
que han luchado
con la espada
soberana
de la palabra
que enamora
humana y cautivadora
a fin de cuentas
el buen poeta
nos despierta
nos alerta
y nos alimenta
en su generosa huerta
SENTENCIA
no es un tonto
aquel que padece
de divinos prontos
y tonto
en ellos se mece