ALVARO J. MARQUEZ

TRISTE

"Triste que haya un vacío en tu sentir,/ que ya no sepas improvisar,/ que no haya sueños que escribir/ ni versos para soñar".


De repente puedo sentirme así, sin saber,
triste porque sí, sin una clara explicación,
tal vez por estar necesitado de tu querer,
por quererte hoy más a ti que a mí mismo,
por sentir que a veces separa un abismo
la distancia desde mi alma a tu corazón.

Puedo estar triste ahora e ignorar por qué,
sentir en mis adentros un enorme vacío...
Buscar mi sonrisa sin recordar dónde la dejé,
creer que lo que era alimento hoy es veneno,
despertar sintiendo de pronto que me es ajeno
todo lo que antes era absolutamente mío.

Soy capaz de creer que el sol no volverá a salir
y que en mis noches ya no me inspirará la luna,
sentarme a hacer un poema y no lograr escribir,
olvidar ya cuál era el norte de todas mis luchas,
perder mis esperanzas que siempre fueron muchas
y resignarme a vivir ahora así, ya sin ninguna.

No contarle al viento que es mi fiel compañero
ni a la soledad que suele en mis cercanías rondar,
ni dejarle saber tampoco a una mascota que quiero
para que ninguno de ellos mal se llegue a sentir
y así como defendía con fiereza mi derecho a reír,
defender ahora igual de fiero mi derecho a llorar.

La tristeza me llega como el aire a mis pulmones,
como a mis ojos todo lo que a mi alrededor veo,
es simplemente una más entre tantas emociones,
que hace que piense que lo que era nunca fue...
Borra el color y la belleza de aquello que soñé
y se las arregla para hacer imposible algún deseo.

Hoy me siento triste y no sé por qué estoy triste,
sólo lo estoy y pueden haber lágrimas por salir.
Sé que en algún lado estás, que tu amor existe,
que la felicidad tiene caminos para que la siga,
tal vez te presentes para que un te amo te diga
pero así triste no garantizo que lo vaya a decir.

Estar triste es para mí algo un poco frecuente,
la tristeza es viajero que contra la corriente rema,
está en mis sueños, en las ideas locas de mi mente,
esas mismas ideas que uso para escribir cada día
y puedo alegrarme mañana pero luego, qué ironía,
necesitaré estar triste otra vez para mi poema.