Te soñé un día entre mis sombras
mientras que errante en mi camino,
de mis ensoñaciones perdido,
me veía acechado por las tropas
de mis innumerables miedos,
triste y herido y amedrentado,
ya sin esperanzas y agotado,
esperando, tan solo, que dispuestos
cayeran mis miedos sobre mi carne.
Pero te vi en mi sueño abrirte paso
trayendo, para mí, entre tus manos
la realidad de que podía amarte.
Y con ternura me regalaste tu abrazo,
para infundir valor a mi pecho
con el suave roce de tu beso,
y te amo, mi vida, ¡cómo te amo!