¡Qué noche aquella vivida!
Estando en el quinto cielo,
porque hasta tu blusa
emprendió ese lindo vuelo.
Quedando tu piel mirando
lo hermoso de este mundo.
con los ojos algo café
en ese busto profundo.
La tibia noche de enero,
entre besos y sonrisas
se desprendió de tu cuerpo
la ropa y mi camisa.
Ese pantalón,
con el águila grabado
se fué volando a la silla,
a mirar algo cansado
Si la sombra que mirara
es cierto todo lo visto,
en sus movimientos suaves
a creerlo no resisto.
El cielo durmió entre sábanas,
blancas como la luna
y las figuras estampadas
eran dos almas en fuga.
Regresaste en el tibio aire
todo tu amor encendido,
y se formó un vlocán
con el mió muy prendido