No he leído los libros que deje,
por ahí
debajo del catre,
de mustias sortijas,
de harapos y zapatos,
errante y ahogado,
entre el moho
y los arándanos,
he dejado el libro tirado,
a prueba de arañazos,
lo he dejado,
a virtud de hormigas,
leyendo aplastadas
por la esencia del insecticida,
amparando sus sonrisas
mustias tal vez,
con el cuello derramado
en la página 39,
repitiendo y digiriendo,
"Un diario que tengo que escribir; quizás sea mi vida, tal vez sea el futuro, uno que dejaré, para que sepan cual es la realidad verdadera"
Y, aquí, con las botellas de "Deep"
entonó la muerte,
y en lo instrumental
calló para hablar,
y hablo para callar,
en el instructivo de mis dedos,
evoco y pienso,
-en nada suscita mi voz-
Modulo y duermo...
Pública un poema me gritan en sueños...
¡Despierta...! Y no recuerdo...
Autoplagio...