Digo algo:
llevo muchas horas
destinadas
a mis frustraciones
cotidianas.
No vivo de la vida,
no me reman,
más voy a la deriva.
Soy barca rota,
intentos de poesía.
Olvido enseñanzas.
Milenarias recetas
del hogar
en donde
una abuela feliz
cocinaba
un rico caldo
de gallina.
No es posible
reencarnar
tanto jolgorio
con solo trapo
y platos sucios.
Sin tiempo
que perder,
ni al colar café
por las mañanas.
Finalmente
se enfría,
eso ya me lo dije.
Las nubes
se cruzan,
se separan.
Ya no lloverá
por hoy
cuando mataron
a dos mujeres
y a dos niños
turcos.
El fuego ardió
en la casa
y llovía...
algunos dicen
que, tal vez,
en otra parte.
Y me acostumbro
a vivir
en donde dicen
que igual saldrá
el sol
cada mañana,
y que es buena señal
eso, por cierto.
(¡Aleluya!
¡cielo nuevo!)
¿Cómo borro
nubes negras
de mis mejillas?