Se que no me crees una sola palabra amor, pero yo te habré de demostrar… que esas cosas que en mi perdiste, yo las volveré a recuperar.
Se que estas muy distante, como estrella perdida en el firmamento. Pero he de surcar los mares del cosmos, para vivir a tu lado cada momento.
He sembrado en tu alma la venenosa semilla del rencor, mal que ha cegado los ojos de tu corazón. Aunque sea ardua y difícil la lucha por tu perdón, yo desterraré ese mal con la medicina de mi amor.
Aunque tenga que esperarte largos años, como árbol paciente al suelo me aferraré. Con mis raíces aferradas a la esperanza, en el rincón de soledades lloraré.
Aunque el viento me azote, el invierno congele mi cuerpo. Yo seré prisionero de tus decisiones, yo seré lacayo del tiempo.
Podrá hacerse eterna la espera, y encontrarme con mi blanca cabellera y mi piel marchita. Pero en mi corazón no acabara jamás, el amor que por ti palpita.