Montado está el cielo en su mirada
cubriéndome.
La noche nutre la voluntad,
incitando más,
llama
y en torno a esta demencia,
desespero.
Por las calles blancas de sus sienes
atravieso, hurgando sin permiso,
quiero ver, quiero estar.
Me persigue el deseo,
mordiéndome va
enjugándome toda.
No hay letanía ni lugar
que me refugie,
usted me lleva en andas.
Y ese silencio que lo sostiene
me vuelve boca y boca hambrienta.
LIBERTAD MANQUE