Pasé la tarde matando palabras,
maté todo tipo de ellas,
risueñas, graves, tristes.
Palabras difíciles y desconocidas,
otras simples y simpáticas,
les disparé desde todos los ángulos.
Las dejaba pasar y luego en el descuido
las mataba sin compasión,
sin piedad, sin lugar para agonizar.
Ya no recuerdo cuantas fueron,
cuchara, zapato, tulipán,
sinverguenza, tiempo, recóndito, último.
Eran muchas,
de verdad
pasé la tarde en ello.