No te he dejado ni a ese rocío
que riega este amor diariamente,
con ese abono adjunto y permanente
y además, no puedo dejarte amor mío;
porque dejarte sería alejar el río
de agua que mi sed siempre aquieta,
una condena sin horca que aprieta
cortándome el aire para vivir,
dejarte sería vivo sentir
la muerte misma, allí, en la carpeta.
Recuerda mi amor, la muerte no respeta
y dejarte es el hecho de retarla,
como pedir ir a acompañarla
en su vida, que no sé si así se le llama
pues su vivir consiste en esa trama
de llevarse a quienes han vivido;
dejarte predice martirio y lo fallecido
de quien está vivo y quien te ama.
No te he dejado y mido la pena
y el costo macro que causaría hacerlo,
un alma que agoniza y el corazón perderlo
por un amor que aumenta y desenfrena;
¿sabes amor que clase de condena
a mi, así, a lo loco me regalaría
si te dejara, cuál futuro me daría
sino solo sufrimiento y ansia plena?
No te he dejado amor, espero te quede claro,
porque como te amo, se que más nunca amaré,
no podría dejarte, ¡cómo! – si eres mi amparo,
el amor de mis amores, de mi vida el faro;
no te he dejado…, y jamás te dejaré…
Alviz Neleb
Febrero 23 de 2012
3:36 p.m. - Jueves