En tu ausencia se derrama llovizna de lágrimas, desconsuelo que amarra la tristeza del alma, ojos muertos y expuestos al llanto del recuerdo en el Álamo, jugando, saltando, muriendo por el berrinche formado en tu partida al monasterio de arcángeles. Los segundos, semanas y mercenarios contratados por el calendario, formados por el reloj de plata nacido en nubes doradas, en la caída de noche y día y la mirada al alba pensando, haciendo memoria de las palabras y el gozo, del seminario de vida en la faringe del anciano.
En tu ausencia está el silencio, la garganta sin aire y desahuciada, el corazón marchito y sollozo, la fábula del cuento de hadas con final de desconsuelo. Están los momentos, los chistes, y sueños dejados por ti en momentos de vida y contento, está el pañuelo, el mensaje transcrito en la carta entregada a la mente, en las montañas, debajo del arco colorido… está nuestro llanto transformado tu deseo, “una sonrisa, una historia revivida”. Está tu recuerdo feliz.