La muerte está en cada noche
como la pesadilla eterna de un ave,
las voces cruzan silenciosas,
cada vez que siento el azote
de los gritos pálidos y suaves
de las sombras tenebrosas.
El dolor de cada rostro cercano,
te anuncia el color de la fosa,
de verdad, no es cualquier cosa
sentir todo tu cuerpo tan extraño
cada vez que te miran a los ojos,
te sientes como un triste despojo,
sin luz, sin color, sin alma, sin tamaño.
Las cosas giran sin sentido,
como las horas que vuelan a la nada,
el canto de las flores que se han ido,
regresan maldiciendo a carcajadas
las copas de fiestas y vinos,
que se hundieron tristes, desesperadas
regando con su llanto peregrino
rosas que son luces del camino
que ayer fue la ruta de la vida
hoy perfuman mi ùltima morada.