Ese lugar donde nos encontramos
con falta de calor y toque personal
cobra vida cuando lo llenamos
con las mieles de nuestro panal.
No hace falta encender la chimenea
enfrente de ella nos acurrucamos
surgiendo la chispa que la enciende...
con lengüetas llameantes
que inquietan nuestros cuerpos
ardiendo más que la hoguera.
Entre besos y caricias bellas
locamente hacemos el amor
y esa habitación tan sola y fria
arde con nuestra pasión.
Nuestros encuentros son asi
intempestivos
pero ambos sabemos
que el lugar no importa
ni si hay calor o frío
juntos encendemos llamaradas
de amor, pasion y brío.