Paciencia, oportunidad, tranquilidad, serenidad y comprensión. La capacidad innata de apreciación que espera agazapada en nuestros corazones para lanzarse a la Vida en busca de la plenitud es el potencial humano y está presente en cada uno de nosotros desde el primer aliento y permanecerá hasta el último. Hay un anhelo en nuestro interior que busca nuestro encuentro y que trasciende las barreas que el tiempo pretende imponerle. ¿Qué es el tiempo sino un eterno ahora que se repite una y otra vez por la eternidad? ¿Es acaso la primavera tan presurosa e imprudente como para adelantarse y sacrificar los nuevos brotes que han de reverdecer el árbol? Cada estación tiene su momento y cada suceso está signado por la paciencia y la oportunidad.
¿Qué son los sueños del hombre sino como esos vedes brotes que esperan despertar y ser acariciados por el sol y nutridos por la sabia del corazón de quien los contiene? Esos anhelos de paz que explotan en nuestro interior deben ser descubiertos; deben ser apreciados sin necesidad de crearlos. No hay nada que crear, lo que buscas esta en tu interior y resuena como una flauta dulce atravesada por el viento del músico enamorado que resopla su Amor inspirado en su corazón alegre. Como podría ser de otro modo sino a través de sus corazones que descubran ese anhelo de plenitud que siempre ha permanecido con ustedes.
Si la verdadera necesidad no es descubierta por el Ser necesitado y sediento de su agua no es posible vislumbrar el camino que marca el horizonte hacia la felicidad perenne, tampoco atravesar el puente que une la orilla de las preguntas con la orilla de las respuestas. Te encuentras parado en medio de la duda y la confusión y caminas desorientado en busca de la luz, ¿por qué no te detienes a apreciar el llamado de tu corazón?
Por Alejandro D. Gatti