En la luz de la flor, en el jardín mojado
de los meses sembramos el último
sueño del año. Vienes diciembre
en caminos de noches sumergidas.
Amor, deseémos las estrellas del viento.
Diciembre nos ardió en el pecho.
El júbilo nos soñó los ojos
como un dragón transparente. Aquí besamos
con la iluminada agua de los labios,
aquí incorporamos los brazos al sol.
Comemos lo que las estaciones prodigan,
agua de soles, pan de nubes, vegetales
del fondo del río. Amor, amo tu fresca
ropa que como algas amanecidas
voy extrayéndolas de tu piel del océano.
Diciembre se nos cae al fondo del alma,
rumorea sus lazos de oro montaraz,
nos sumerge en callados lamentos
del silencio y del año claro. Amo el mes
y en este tiempo voy corriendo hacia ti.