“CUANDO ERA JOVEN Y LIBRE,
Y MI IMAGINACIÓN NO TENÍA LÍMITES,
SOÑABA CON CAMBIAR EL MUNDO.
A MEDIDA QUE CRECÍA Y ME VOLVÍA MÁS SABIO,
DESCUBRÍ QUE EL MUNDO NO CAMBIARÍA,
ASÍ QUE RECORTÉ MIS ESPERANZAS,
Y DECIDÍ CAMBIAR SÓLO MI PAÍS
PERO ELLO ME PARECÍA TAMBIÉN INAMOVIBLE.
CUANDO LLEGUÉ AL ATARDECER DE MI VIDA,
EN UN DESESPERADO ÚLTIMO INTENTO,
ME CONFORMÉ SÓLO CON CAMBIAR A MI FAMILIA
Y A LOS MÁS ALLEGADOS,
PERO ¡PENA! NO QUI..SIERON SABER NADA.
Y AHORA,
YACIENTE EN MI LECHO DE MUERTE,
DE PRONTO ME HE DADO CUENTA:
HASTA PODRÍA HABER CAMBIADO EL MUNDO.
“¡SI SÓLO ME HUBIERA CAMBIADO A MÍ MISMO...!”
SI SÓLO ME HUBIERA CAMBIADO A MÍ MISMO
LUEGO, CON EL EJEMPLO,
PODRÍA HABER CAMBIADO MI FAMILIA.
A TRAVÉS DE SU INSPIRACIÓN Y APOYO,
PODRÍA HABER HECHO ALGO MÁS POR MI PAÍS Y...
¡QUIÉN SABE!
HASTA PODRÍA HABER CAMBIADO EL MUNDO.”
(De la lápida de un obispo anglicano.
Abadía de Wesminsters ,1100 d.C.)