ALVARO J. MARQUEZ

COMO LETRAS

"Aunque estés lejos casi te veo/ y debo confesar el temor/ de ver que estamos a un soplo del deseo/ y a un paso del amor".


Faltaban algunos besos, unos abrazos,
borrar el miedo que impedía los pasos
que debíamos dar para estar muy juntos.
Éramos como letras que de manera terca,
querían estar todas mucho más cerca,
pero no borraban las comas y los puntos.

Hasta que por fin hoy ambos nos decidimos
y no fueron sólo tantas cosas que nos dijimos,
sino el lenguaje corporal que los dos usamos.
Pudimos con sólo tocarnos las puertas abrir
de un amplio lugar en el alma para poder sentir
y gritar en silencio lo mucho que nos deseamos.

Éramos como aquellas letras del ejemplo anterior,
que ahora se atrevían a usar un léxico superior
para que en ellas se leyeran nuestros pensamientos.
Formaban en su unión aleaciones no pensadas,
sólo contactos entre pieles temblorosas, sudadas,
cubiertas con olor a deseo, aroma de sentimientos.

Te faltaba tan sólo dar un paso más, atreverte...
Creer que hoy nos iba a sonreír mucho la suerte
pues si es real el sentir no hay quien no sonría...
Creo que en parte nos sirvió esta experiencia,
tú aprendiste a extrañarme más en mi ausencia
y yo a bendecir a cada momento tu compañía.

Y nos comunicamos en el más dulce idioma
y era en serio, ya no creímos que era broma
del destino jugando como títeres con nosotros.
El tiempo fue corto y sin embargo nos alcanzó,
me importó lo que sentías tú y a ti lo que sentí yo
y no dio tiempo para pensar en el sentir de otros.

Te faltaba tener valor, ese importante detalle
que no permite ni siquiera a Dios que nos falle
para darnos amor en cantidades muy abundantes
y ahora tanto con tu alma, con tu ser penetras,
que, volviendo al ejemplo aquél de las letras,
ya sin puntos ni comas somos buenos amantes.

El tiempo fue breve, pero ambos lo aprovechamos,
a un muy frenético sentir sin límites nos entregamos
en un vehículo mágico que todavía nos transporta.
Lo más valioso es que es un sentir real, no aparenta
y nuestro espacio interior es lo único que cuenta,
y lo que pasa en el exterior... ¿qué nos importa?