Aunque quiero ya no puedo
llorar tu ausencia infernal,
que aquel día maldecido
decidist irte sin más.
Quedé solo, confundido
sumido en mi soledad.
Quedó impregnado tu aroma
como castigo del mal.
Mi cariño hacia tu vida
no satisfizo tu andar
y seguiste otro camino
sin ya más, mirar atrás.
Estoy aquí... Hoy te recuerdo;
maldigo mi soledad
y aunque quisiera llorar,
lágrimas no brotan ya.
Aunque lejos tu te encuentres
mi sentimiento te va
y espero pueda tocarte
y acariciar tu dogal.