"Cuando en el amor no hay mentiras/ y el tiempo se convierte en instantes infinitos,/ me doy cuenta cuando suspiras,/ que es tu alma hablando a gritos".
No me obligues a forzar las circunstancias
y sacarte ahora una confesión a puro grito,
sé que soy el dueño absoluto de tus ansias,
que tu sentir si me nombras no es normal,
que puede parecer de pronto algo temporal
pero tú y yo sabemos bien que es infinito.
No me mires de esa manera que te delatas,
que note hoy tus temblores no me permitas,
sé bien que me deseas a rabiar aunque tratas
de que se parezca un poco a la indiferencia,
eso que dejas ver al hacer acto de presencia
en cada una de nuestras clandestinas citas.
A mí no vas a poder mentirme, engañarme,
el lenguaje de tu alma me lo sé de memoria,
no importa lo que sea que quieras contarme,
estoy muy seguro de lo que te afirmo y creo
y si no me hablas de tu piel ardida de deseo,
sabes que ya nunca podré creerte tu historia.
Ya te imagino bajando muy triste la mirada
cuando no alcanzas a saber en dónde estoy,
no puedes huír de mi recuerdo, acorralada
y como no hace tanto que me has conocido,
sé que no me deseas sólo por lo que he sido,
tu cuerpo está lleno de deseos por lo que soy.
A eso que sientes yo le tengo mucho respeto,
como respeto mucho todo lo que viene de ti,
puedo callarlo hoy como el más dulce secreto
pero ocultármelo hasta a mí ya no pretendas
ni cuando te rocen mis manos te enciendas
ni vibres tan sólo por “oler” tu cercanía a mí.
Sé que si te abrazo, si te beso, si me sientes,
no vas a poder contener un te amo en tu voz
y no va a ser un te amo dicho entre dientes,
serán palabras sentidas, tuyas, maravillosas
y aunque no hablemos de cosas religiosas,
tendrán un algo similar a la esencia de Dios.
Perdona que te tenga así, ya tan descubierta,
pero acercarme a ti me permitió descubrirte
y ya no sospechar sino saber a ciencia cierta,
que con el alma pude en verdad conquistarte
y emocionada en tu cama puedo imaginarte
y en la distancia, hasta en mis brazos sentirte.