la vida
que juega inversamente proporcional
al azúcar de una taza de te
dice que
estés compaginado o no
el ida y vuelta
está a la vuelta de la esquina
la marcha nupcial
no es mas que una marcha
aunque suene a muerte
las decepciones se acumulan
o se apilan
como caramelos en los bolsillos
o como monedas en los rincones
que
quieras o no
es necesario cambiar
quitarte los problemas
como
si fueran pantalones
-desecharlos-
cambiar de aire
las veces necesarias
como si fuera un maquillaje
o un par de aros
quizás las mujeres me entiendan
un poco más
somos todos lindos
ante los ojos de un señor
el azúcar
en cambio
que
satura máximo a las seis cucharadas
vuelve empalagoso al líquido en el que flota
-y es necesario tirarlo-
lo que implica
un no-regreso
entonces
nos quedamos con las manos vacías
o la panza
que es peor
y hasta podríamos decir
que matemáticamente
el cuadrado de las cucharadas
es al líquido del recipiente
como
una sola decepción
llevada con cierto pesar
detrás de esta máscara
a la que llamamos rostro
es a
endulzarse la vida
sin tope
cuando las cucharadas
son sonrisas
tuyas
con
la única diferencia
que la segunda es una opción
la primera
un agravio.