Fumando en la serena noche
Seguro en la seguridad
Impura, sin humanidad
Allí me descubri mirando
Y nadie se acordó del hombre
Ni yo, que pase caminando
Y yo, que apuraba el paso
Intentando evitar su rostro
Allí descubrí de pronto:
¡Verdad es que siempre olvido!
¡Verdad es el hombre herido!
¡Verdad es que existe el otro!
Asentí mirar al forajido
Y no llegue a ver al mas buscado
Antes bien, me vi en el condenado
Y allí descubrí que era el herido
El rostro, por todos conocido
Estaba en el espejo reflejado