"Que entre mi piel y tu piel se mezclen tus fluidos,/ que en tus ojos y los míos se fundan sus brillos,/ deja que caigan en mi ser tus sentidos.../ y tu sangre en mis colmillos".
¿Duermes desnuda? Quiero que esta noche sea,
que dejes tu cuello descubierto, a pedir de boca,
que tu desnudez esté escrita en mis ojos y se lea
y tu piel tenga el aroma, el olor que me provoca.
No importa que cierres las ventanas y tu puerta,
sabes que igual vendré puntual a tu encuentro.
Como tu alma que aún con candado está abierta
y sabes que me tiene a mí y sólo a mí adentro.
No te asustes si en el espejo reflejado no me ves,
sólo cierra ya tus ojos y concéntrate en sentirme,
puedes si lo deseas callar lo que quieras o tal vez,
decir con toda tu emoción lo que te nazca decirme.
Quiero saciarme besando y mordiendo tu cuello,
dejar marcas indiscutibles de que me ocupé de él,
extender mis marcas a lo largo de tu cuerpo bello
y hacerme esta noche, el dueño y señor de tu piel.
Te diré lo que ya en alguna película por ahí se dijo,
que vine a poseerte de noche porque le huyo al día
y te advierto que conmigo no te servirá el crucifijo
pues creo que ya ni Dios se opondrá a que seas mía.
No vayas a creer ahora que le temo a la luz del sol,
es que esta oscuridad me embriaga, me da mi calma,
yo no necesito, ya ves, que me embriague el alcohol,
para expresarte hoy de memoria el sentir de mi alma.
¿Duermes desnuda? Espérame así, yo llegaré puntual
y verás cómo de repente en la penumbra me aparezco,
si decidieras rechazarme sea para bien o sea para mal,
con toda seguridad ante ti notarás que me desvanezco.
Si tienes aunque sea el residuo mínimo de un reproche
y no puedes perdonarme y es el orgullo el que te ataca,
no seré entonces para ti, el amo o el señor de tu noche
y te diré que ni siquiera lo pienses... ¡clávame la estaca!