joaquin Méndez

De dicado al Hada de mis sueños que se encuentra en este portal. Para ti mi amor, tu que eres la luz de mi vida, tu que revives en mi, El más maravilloso amor que jamás haya existido.

 

El hada de mis sueños, era virgen.

Antes que nada,  deciros  que esta extraña historia, me sucedió en casa de un amigo íntimo, que me invitaron  a pasar algunos días,  en su mansión, muy  cerca de un castillo de la época árabe a pocos kilómetros de Sevilla capital en un entorno montañoso y boscoso, rodeada de ríos de aguas claras y cristalinas. Un autentico paraíso en la tierra.

Ya se contaban leyendas callejeras o urbanas, (como queráis llamarlas) sobre este maravilloso  y bello lugar. Cosas extrañas que les pasaba a todos los invitados  que  llegaban a hospedar en  aquella casa.  

Pero claro yo no hice ni caso, así que acepte la invitación de mi amigo y me decidí a pasar algunos días de relax en la tranquilidad del campo y la naturaleza.

Mi amigo y su mujer se marcharon ese mismo día a Londres  para pasar algunos días por asuntos de negocios,  así que me dejaron solo, pero sin antes alértame de que no me asustara  si escuchaba  algo extraño en la mansión o sus alrededores.

A que ya era mi primera noche,  me había acostado mas bien tarde, y un poco mareado por los wikis que me había zumbado para dentro del cuerpo, (y encima secos,  sin agua, ni soda) mientras me deleitaba mirando las estrellas que parecía que se alcanzaban con la mano de limpio que estaba el cielo .

A las tres, tres y cuarto  aproximada mente de la madrugada,  me despertó  un ruido, que creo  venia de  la evitación de al lado “joder que coño era aquel ruido que me despertó sobre saltado  y por qué no decirlo,  también asustado.

Me que de escuchando unos segundos,  y el sonido extraño, sonó de nuevo, eran como las pisadas de un gato o algo parecido, “leche” aquello me asusto aun mas, estaba seguro de que venia  del cuarto de invitados, pero que yo supiera no había ningún invitado mas que yo  aquella noche, y a demás en la casa solo estábamos el matrimonio que se en cargaba de la limpieza y el mantenimiento de la casa, estos   ocupaba una casita al lado mismo de la mansión.

Me arme de valor y me acerque con mucho cuidado, caminaba   descalzo y casi sin respirar. Salí al pasillo, que estaba en penumbra por la tímida luz  de la luna llena, que entraba atreves de las cortinas del gran  ventanal. Me pare un segundo a escuchar de nuevo…siusssss, rasss, sonó de nuevo esta vez como si algo fuese restregándose por la pare…

Las piernas me temblaron.

Joaquín Méndez.

 

 ¿Seria miedo o emoción? Lo que yo  sentía, “Era miedo”.

  El caso es que me decidí,  y abrí la puerta de golpe, para sorprender al intruso  o lo que quiera que hubiese allí dentro. 

Estaba todo muy oscuro,   pues la ventana estaba total mente cerrada,  al mirar al interior no se veía nada, solo bultos que en la oscuridad que parecían fantasmas, daba la impresión de que se movían de un lado para otro, aquello me acojono un poco, pero mas me acojone, cuando estire la mano para encender la luz de la alcoba,  ¡¡¡Madre mía!!!  Otra mano le atrapo por la muñeca…pegue un respingo,  al tiempo que soltaba una exclamación,  ¡¡¡Joder!!!

¡¡¡Esto que coño es!!!....

 

Siiiiiis…caya. Tranquilo, tranquilo, no te asustes, que no te hare nada, solo vengo a visitarte y conocerte.

 -Dijo, una voz que me pareció dulce y femenina.

-Un consuelo de relajación me recorrió todo el cuerpo  y al parecer   me había tranquilizado un poco, aunque no del todo.

 ¿Quién era aquella visitante tan misteriosa?  Si no debería  haber nadie mas que yo en aquel edificio?.

 ¿Quién  eres?  -Le pregunte con voz  aun temblorosa y trémula.

Un bulto que se convirtió en una silueta oscura casi negra  se planto en medio de la habitación, después de soltar mi mano.

Aproveche para encender la luz y mi sorpresa aumento tres mil por cien,  al ver a aquella diosa que aparecía delante de mis ojos, bella y radiante como una diosa..

 ¿Era realidad, o era un sueño? Me pregunte alucinando.

¿Qué me estaba pasando? Eran alucinaciones o me estaba volviendo loco. Acaso el

  Alcohol que tenia en mi estomago, era lo que me hacia ver estas cosas tan extrañas y emocionantes... Dios mio, no sé que me estaba pasando.

¿Eres real, o una ilusión mía?

 Le pregunte con voz ronca,  tal vez por el miedo que todavía no se me había quitado del todo.

 

Joaquín Méndez.

 Ella me miro con aquellos ojos enormes  que iluminaban hasta el interior de mi alma, y dijo con una sonrisa.

Soy el hada del bosque del castillo,  siempre vengó a saludar a los extraños que visitan esta mansión para concederle tres deseos.

 Puedes pedirme lo que quieras, que  yo te lo concederé.  Susurro con una voz relajada y tranquilizadora que me estremeció. Ya no era miedo, sino curiosidad,  e intriga  entes la  presencia de tal belleza, era como de otra galaxia belleza que yo, nunca  jamás, había visto antes… y eso, que vi a muchas mujeres guapísimas de bellezas casi de diosas.

 

 

¿Ya estas mejor amigo? ¿Se te paso el susto? -Me pregunto con esa voz que me ponía cachondo y a cien. Era tan dulce tenia una voz tan atrayente tan seductora.

En un segundo había  pasado del miedo al deseo de poseer a aquella mujer que era un autentica diosa de la mitología Griega.

  Enseguida reaccione a lo que me había dicho de los deseos y pregunte.

 ¿Es cierto que me concederás los  deseos que me prometisteis?

Si. Dijo ella.- Pide,  que yo hare que se cumplan.

Quiero solo un deseo, ¡Espera!,  mejor dos. -Conteste yo con voz picara.

¿Cuáles son? -Pregunto  ella con  suave sonrisa.

Que todas las noches que yo,  este en esta casa, vengas a verme, para hacer el amor contigo, muchas, muchas  veces.

¿Y el otro cual es?  -Me volvió a preguntar ya mas seria.

 Que siempre te deje satisfecha y con deseos de volver de nuevo a mi.

 

Su cara se ilumino a un mas de lo que ya la tenia  y sonriendo se acercó a mi y me dijo; -Pensé que serian otros deseos los que me pedirías, pues es la primera vez que me piden estos, he concedido muchos deseos y siempre me piden cosas materiales y acostarse con la mujer de algún amigo, algunos incluso me han pedido que gane siempre su  equipo de fútbol.

 

Joaquín Méndez.

 

 

 

¿Me los concederás? Le pregunte deseoso de empezar cuanto antes.

Si, claro que si, es mi misión en este mundo de humanos. Conceder todos los deseos que me pidan. Te queda un deseo mas que pedir   por si lo quieres usar,  Cuando

 

quieras y en cualquier momento me lo pides, pero como te dije puedes pedir lo que quieras,  pues lo que quieras te concederé.

 

Aquella mujer o Hada,  lo que fuese,  era total mente distinta a todas las que yo había conocido, alta delgada, pelo largo y sedoso, ojos rasgados y grandes, color miel,  nariz perfecta, barbilla ni redonda ni alargada, labios carnosos y muy sensuales, pechos no muy grandes ni muy pequeños, pero duros y pujantes, cintura  de avispa, trasero respingón y duro, caderas  que parecían esculpidas por el mas prestigioso escultor, piernas largas y mui bien torneadas, pies pequeños de bailarina, carnes color canela tostada,  en una palabra una diosa del olimpo.

. La atrape por la cintura y la atraje hacia mi pecho que ya estaba ardiendo en deseos, mis piernas temblaban de excitación.

Su cuerpo se estremeció y eso aumento mi excitación, ella paso sus cálidos brazos por mi cuello, y su boca se pego a la mía con un beso  que me elevo a lo mas alto del paraíso, que beso dios mio  nunca me habían besado de esta forma tan hechicera. Yo me quede sin aliento, sin fuerzas, sin voluntad,  sin nada, solo con ganas de entrar en aquel cuerpo tan deseado por mí e inundarlo de todos los kilos de amor guardado que encerraba en  mi corazón.

¿Seria verdad que era un hada?

Seguro que si, si, era  un Hada de verdad, pues a mi me estaba transformando en una fiera sedienta de amor y lujuria, con ganas de devorar a aquella mujer tan especial.

Yo  nunca había sentido tanta furia de amar como en ese momento,  mi excitación estaba al limite, sentí sus senos clavarse en mi pecho como dos puñales, como dos estacas de madera que en vez de herirme,  aumentaban mis ansias de poseerla para siempre, de meterme dentro de ella.

La conduje a la cama de los invitados,  con la suavidad de quien baila un vals con mucha delicadeza y ternura, con mucha suavidad la deposite sobre la cama. Ella no soltaba mi cuello,  estaba como pegada a mí,  como si temiera que la soltara y me fuese de su lado, su boca me comía a besos, sus labios ardían como una hoguera.

Joaquín Méndez.

 

Su respiración se hizo mas acelerada y sus carnes temblaban de lujuria al acariciar sus duros pechos con mi ardiente lengua, chupetee con glotonería aquello rosados pezones que me sabían a fresas con nata y a licores de los dioses. Eran como el mejor mangar que jamás había entrado en mi boca.

 

.Mis manos acariciaban con la suavidad de la seda sus nalgas de terciopelo que al tacto de su piel sentí las sensaciones mas extrañas y placenteras que  jamás hubiesen  tocado  mis manos, en aquellos momentos asustadas de tantos y extraños placeres juntos que experimentaba mi ser.

 

Mi lengua juguetona fue bajando lenta mente por su rígido  y curvado  vientre mi lengua se deslizaba  muy lenta mente,  casi desesperante lenta yo saboreaba su salobre, su sudor, su esencia. Sus gemidos iban en aumento,  según mi serpenteante lengua se acercaba a su dulce y frondoso jardín del edén y  del paraíso donde empezó a entrar con movimientos helicoidales como una perforadora de túneles sexológicos.

 

Su cuerpo se arqueaba como el arco de una flecha, se estiraba y se encogía  rogando suplicando, Déjame por favor, aahh,  aahhh ayy   no, no, no,  sigas que moriré, si sigas, que esto será mi perdición,  por favor,  no, no, no,  sigas.

Y sentí en mi boca una oleada de secreción que me supo a gloria, y a los más sabrosos manjares tropicales que persona alguna, probo jamás.

Deje de succionar con mi extasiarte legua,  le introduje primeo,  un dedo, luego dos y después el tercero. Sus grititos sonaban cada vez mas excitantes  y mas calenturoso, mi miembro estaba al borde de explotar como una bomba, la tenia tan duro que sentía un poco de dolor,  de tanta presión que ejercía al estar tan erecto.

  Mi dedo corazón comenzó a masajear con delicadeza su clítoris con suaves caricias  en redondo,  y de dentro hacia fuera, es decir hacia mi, las convulsiones de mi Hada, se desbocaron como caballo salvaje, y pensé que había  llego el momento de darle su premio.

 

Joaquín Méndez.

 

 

 

Extraje  mis dedos,   mi boca  subió a sus pezones,  de teniéndome un momentito en ellos,  después mi  boca voló a la suya que me mordió los labios al sentirse en la puerta de su vagina mi enorme y duro pene,  que estaba   intentando penetrar pero le costaba,  no entraba, yo empujaba con suavidad sin  brusquedades, pero su himen evitaba que entrara holgadamente. Entonces ella susurro…. Espera, espera,  y

 

mojándose los dedos en su boca,  los paso por su grieta,  lubricando  todo lo que pudo. Prueba de nuevo dijo.  Y ella  misma con dujo mi pene hasta la entrada de su paraíso

 Fui probando despacio, lento  y apretado  despacito para no provocarle dolor. . Sus piernas se abrieron poniéndose como una t,  para facilitar la entrada asta lo mas profundo de su ser.  hasta que de pronto mi Hada soltó,  un gritito y dijo. Ya, ya, ya entro, yo estaba  decidido a llegar a lo mas profundo de aquella bella y maravillosa mujer Hada o no Hada, le iba a entrar  en ella hasta lo mas profundo de sus   entrañas.

Mis movimientos eran lentos y con mucho cuidado iba entrando cada vez más dentro hasta que lo introduje hasta que dar pubis con pubis.

¿Te hago daño amor mio?. Le pregunte con voz ronca por la emoción del momento.

No, no, es estupendo, me gusta mucho sigue, sigue, por favor sigue.

Entonces mis movimientos aumentaros el Rismo,  como si de un pasodoble se tratara, y fue entonces  cuando los jadeos aumentaron y los gritos de placer se dejaron oír en el silencio de la evitación.

La locura del más placentero orgasmo estallo de  forma, simultánea, haciendo que nuestros cuerpos quedaron atrapados en  un  laberinto de orgasmo del que ni podíamos ni queríamos salir.

Aquello se convirtió en una cárcel maravillosa del más apasionado  y exquisito placer, que ser humano pueda experimentar jamás.

Quedamos agotados los dos,  durante barios minutos nuestras respiraciones eran jadeos todavía de placer.

Nos recuperamos en seguida y mis manos y mi boca comenzaron  de nuevo a recorrer a aquel cuerpo que despedía fuego por todos sus poros, encendiendo más y más mí sangre.

 

Joaquín Méndez.

 

 

Ella se incorporo en la cama poniéndose a cuatro patas y haciendo que yo me pusiera de rodillas. Agarro mi miembro que ya estaba otra vez presto  para el siguiente combate y lo introdujo en su boca que quemaba y casi no le entraba de lo enorme mente gordo y duro que se me avía puesto.

 Yo la gire,  para que se pusiera boca arriba y le marque un 69 de lo más apetecible.

Cuando introduje mi lengua en su vagina ella arqueo  su cuerpo haciendo la ola varias veces  de arriba a bajo y de abajo a arriba. ,  mi lengua no cesaba de entrar y salir  pasando por su clítoris y haciéndole un barrido por toda su cavidad hasta que un licor salado y viscoso  llego a mi lengua.  Entonces volvió a gritar… no por favor no,  que no lo resisto,  para,  para, ahí, ahí, paraaaa,  que no,  aguanto, que no aguantoooo.

 Pero yo seguí y seguí,  hasta que estallo en un orgasmo fuera de lo común, como de otra galaxia.  Su cuerpo se contrajo y quedo rígido,  inmóvil, muy quieta, durante unos segundos, y de pronto… ella Comenzó a succionarme, mi falo con una habilidad de maestra.  Movía su  la lengua en abanico,  haciéndola girar alrededor del glande una y otra vez, y otra vez, y otra vez, esto,  ay…aaahí, ahhh, me provocaba gritos de placer,  y, y, algo muy extraño,  muy extraño, se estaba removiendo dentro de mis riñones ,  como si me los arrancaran de un tirón,  pero con un gusto y un placer  enorme,  que me elevo a lo mas alto de los placeres,  provocándome una explosión de semen  que salió disparada revuelta con quilates de éxtasis  inundando la garganta de mi queridísima Hada que no desperdicio nada.. 

Mira si seria fuerte,  que quede desvanecido y perdí la noción del tiempo, y ya no recuerdo más…

El día siguiente mi lecho estaba todo desordenado y el de los invitados también con un olor a sexo que la mujer del guarda cuando binó a limpiar dijo.

Que olor mas  raro, i como esta todo de revuelto,  yo diría que lo deje todo  muy bien ordenado, ¿que abra pasado esta noche?  -Me miro sonriendo y me guiño un ojo, y…

-Te traigo el desayuno en seguida, -Me dijo, la señora, y se marcho  soltando una carcajada,  jajajajaja.

Yo,  quede pensando.  Acaso  lo de la noche anterior había sido realidad,  o un fantástico sueño.

¿Que me avía pasado? Bueno ya lo averiguaría.

Le preguntaría a la misteriosa Hada, si vuelve  esta  noche….que volverá seguro.

                                                      FIN

Autor Joaquín Méndez.

Reservados todos los derechos de autor.  24/02/2012.