Te haré sentir un trueno
que te parta la angustia
y un rayo lacerante
que corte tu dolor
renacerán tus flores
que ayer estaban mustias
con un cálido soplo
de un vendaval de amor.
Tu rostro será un cuenco
de margaritas blancas
tus brazos dos ramitas
de un árbol bicolor
y cuando se reviente
tu boca con la mía
arrasará un tsunami
tu triste corazón.