Romanticologo

Caminando en el desierto de tu olvido.

Camino perseverante a aquello que deseo alcanzar… pero, ¿qué es esto que me está deteniendo? Los pies están trancados en el lodo,  mis manos intentan ayudarme a despojarme de los zapatos para seguir adelante, pero me hundo poco a poco… estoy atrapado. Debo luchar, no me dejaré vencer por algo tan insignificante… Solo un poco, YA CASI, VAMOS, Lo LOGRÉ por fin he conseguido liberar los pies del calzado, corro para huir de este atolladero y lo logro.

 

Me estoy cansando, me encuentro ebrio de la fatiga y el calor… pero hay algo que me motiva a seguir adelante. No puedo parar, no puedo rendirme, sé que lo puedo lograr. Han pasado muchas horas, no percibo ni pizca de lo que anhelo, y aún sigo caminando… mis piernas tambalean, veo borroso, perdí sentido de orientación y tiempo… mis pasos redundan en un zigzag despampanante, y en mi mente solo tengo el deseo de llegar, el deseo de escuchar su voz, sentir su abrazo, probar sus besos… creo firmemente, que así como me he esmerado en su búsqueda ella también está formando batalla contra el cansancio para encontrarme y ser feliz.

 

Es por eso, es por eso que lucharé, sin motivo a rendirme, con fe de ascender en mis pasos… aunque ya no pueda ver, imaginaré el camino pues creo conocerlo, y se que ella me está esperando a la mitad del recorrido. 

 

¿Qué es esto? Vuelvo a ver… qué asombroso, ¿qué lo provocó? ¿Mi fuerza de voluntad acaso? Mis piernas, están recobrando fuerzas, correré entonces, me urge verla. Qué extraño, he llegado a la mitad del camino… y no logro ver nada, ¿será que ella se ha perdido? ¿Le habrá pasado algo malo? No me lo puedo permitir, seguiré corriendo, no importa lo que me suceda… mis pies están masacrados por caminar descalzo pero eso no significa nada.

 

 

Estoy a punto de llegar, no la veo por ningún lado… me estoy preocupando. Definitivamente algo malo le sucedió… estoy cerca, puedo ver el árbol que rinde sobra al lugar en el que sé ella se encontraba. Tengo mucha sed, este maldito abismo endemoniado casi ha logrado vencerme, pero por fin la encontraré, debo apresurarme pues debe estar en problemas.

 

Por fin… lo he logrado, he llegado de rodillas, pero lo he logrado… no puedo ver bien… me estoy quedando sin oxigeno… subiré este peñasco para descansar un poco en la sombra de ese árbol, definitivamente lo necesito… 

 

 

Un poco más, rayos me arden las rodillas, pero solo un poco… ¿qué es eso? Es… es ella, y ¿está tomando una limonada debajo de ese árbol…? Despreocupada, Entonces… ¿nunca luchó por mi? Está sonriendo, veo que la está pasando de lo mejor… tanto tiempo sin saber de mí… y ella ni se dignó a aunque sea a marchar más allá del abrazo cálido de este lugar para dejarme una prueba de que me extraña, no le veo cansada, le veo vestida tan elegante… es definitivo. NUNCA LE IMPORTÉ.

 

¿Qué haré entonces? ¿Me presento en su frente? Creo que no vale la pena… me devolveré… pero no tengo suficiente fuerzas para seguir, de hecho, solo tengo ganas de recostarme en este árido suelo para dormir… moriré, estoy seguro… no importa, he fracasado. Solo, solo dormiré hasta morir. He caminado tanto, por días inclusive… y no sirvió de nada… perdí las ganas de luchar.

 

TODO ESTÁ OSCURO, ¿He muerto? Solo estoy durmiendo me doy cuenta, abriré mis ojos… es la claridad de una bombilla, ¿ya no estoy en ese hostil escenario? ¿Acaso ella fue la que me encontró? ¿Quienes son esos que se acercan? No logro distinguirlos… Son mis padres, también están mis amigos… ¿y ella?

 

 

Es la voz de un amigo, me dice que les costó mucho encontrarme, pero lo lograron… me dice que cuando lo hicieron yo estaba acostado en el peñasco, y arriba estaba ella sin enterarse… 

 

Me siento derrotado, y aunque me arrepiento de algunas de las decisiones que he tomado, sea porque no he alcanzado aquello que deseaba palpar, o por los sacrificios que he tenido que realizar... 

 

A veces me dan ganas de devolver el tiempo, y cambiarle de sentido a esa decisión... pero si en mi camino no me tropiezo, tampoco me levanto ni lucho por seguir adelante, tampoco aprendo a reconocer el error, ni a tener la humildad y la sabiduría para enmendarlo.

 

 Si aquellos que buscabas no te da resultados, no desistas... Analiza seriamente y si vale la pena inténtalo nuevamente con base a errores cometidos, y si no, sigue tu camino, aceptando las consecuencias de tus decisiones, pero con la obligación de no tropezar con la misma piedra. 

 

No me quedaré estancado en mi fracaso, sé quién me dio las fuerzas para seguir luchando, se que me la brindará cada vez que la necesite, pero debo estar convencido que lograré aquello que busco… lo sé porque Dios no desampara al perseverante.