Qué bellos que están mis campo,
mis montañas y mis valles
y el río baja cantando
con su rondalla a los mares.
Entre ribera y ribera
los pescadores se afanan
en su jornada de pesca,
navegando con sus barcas.
Los chopos, desde la orilla,
escudriñan horizontes,
esperando que los vista
la primavera, de nobles.
Así yo vivo y describo
en mi pequeño cuaderno,
que siempre será el cobijo
de sentimientos tan bellos.
Pero tengo un corazón,
que yo no lo puedo obviar,
es la isla de mi amor,
mitad río, mitad mar,
donde yo guardo mis versos,
que no alberga mi cuaderno.
Son las hojas de mis sueños,
que a veces yo no comprendo.
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