Dejó sobre tu ropa
el ámbar, el almizcle,
unidos al dulce aroma de los nardos,
prensado de sus manos
sentías tus locas palpitaciones,
tal vez creías nunca más
volverías a tenerla entre tus brazos.
Esos amores sustitutos
despiertan ardientes sensaciones
quizás por novedad o real amor,
algunas veces porque lo prohibido
es lo que aumenta la atracción
y enciende hogueras.
Los besos que no nos pertenecen
terminan en incandescentes fogatas,
forjando quimeras, lamiendo los pétalos
de instantes hermosos
pero sin la visión de futuros
que pueden terminar decepcionando.
¿Qué les espera ambos?
quizás vivirán toda la vida
entre estas fieras llamas,
o un día se acabará
ese romance audaz, equidistante,
pero cercano y pasional en sus inicios
sin saber si vivieron una historia
o la historia se enriqueció con su romance.
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MIRIAM RINCÓN URDANETA